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La cruz patriarcal es la más reproducida en la basílica. Aparece en muros, vidrieras, retablos, puertas, muebles... hasta en 148 ocasiones, y es que es la insignia principal de la rama canonical (canónigos y canonesas) de la orden del Santo Sepulcro. Es la cruz que se impone a los canónigos seculares cuando toman posesión de su sitial en el coro, y la que aparece en la capa de su hábito coral. Es también la cruz que reciben las canonesas regulares del Santo Sepulcro al hacer profesión perpetua. Y es la cruz que reciben los caballeros y damas de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén de las lugartenencias de España oriental y occidental, ya que son canónigos honorarios de esta basílica por ser su Casa Madre.
Esta cruz tiene doble travesaño, siendo más pequeño el superior. La terminación de cada uno de sus extremos varía según la época.
En algunas ocasiones los extremos son bicornuos, es decir, terminan en dos pequeñas puntas. Algunos historiadores piensan que se debe a la confesión de la doble naturaleza de Cristo.
En otras ocasiones, la cruz es tricornua, es decir, cada extremo termina en tres pequeñas puntas. Podría ser signo de la confesión de la Santísima Trinidad.
Esta última versión es la que, poco a poco, dará paso a la más representada, ya que cada una de esas tres puntas se irá prolongando hasta formar la flor de lis.
La Cruz de Jerusalén o Cruz Quíntuple es la propia de la rama ecuestre de la orden del Santo Sepulcro. Su presencia es sensiblemente menor en la basílica, pues sólo la podemos encontrar en 10 ocasiones, pero en lugares significativos como el altar, el coro o las vidrieras del tambor.
El día 15 de Julio del 1099 los Cruzados tomaron la Ciudad Santa y formaron el Reino de Jerusalén. Entonces el papa Urbano II entregó la Cruz de Jerusalén como insignia a los cruzados y se convirtió en el símbolo del Reino.
Originalmente podíamos ver representada la cruz de Jerusalén de un color dorado sobre un fondo de plata o blanco, tal cual podemos ver en el escudo del Reino de Jerusalén. También representada de oro en los escudos de color rojo de los caballeros e incluso en las vestimentas de Godofredo de Bouillón en un fresco medieval. El significado de utilizar el color oro o dorado, era porque se decía que Jerusalén era tan sagrada que no debía seguir las reglas heráldicas en la tintura. Aunque debido a la dificultad de representar este color dorado en heráldica, también se solía representar de color rojo.
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